¿Bitcoin como mero depósito de valor? ¿Endeudarse contra Bitcoin? ¿Por qué utilizar sustitutos monetarios en lugar de bitcoins reales? ¿Cómo se ajustarían los aumentos de la demanda de Bitcoin sin medios fiduciarios? (Reflexiones sobre Bitcoin)

(Reflexiones sobre Bitcoin) X: @Joel_Serrano_M_
Una conversación de Twitter sobre Bitcoin originó esta entrada de Mintter. Así comenzó el asunto:
Taleb dice: “Me he estado deshaciendo de mi BTC. ¿Por qué? Una moneda no debe ser más volátil que lo que se compra y vende con ella. No se puede fijar el precio de los productos en BTC”.
@Alvaro_DMaria comenta: “Bitcoin no es una alternativa al fiat y a los bancos centrales”.
@jabravo le contesta: “Taleb es cortoplacista, y no entiende los ciclos largos de la tecnología.”
Y yo (@Joel_Serrano_M_) añado: “Álvaro D. María no entiende los largos periodos que son necesarios para que un bien como Bitcoin se convierta en dinero (un medio de intercambio común y generalmente aceptado)”.
Tras mi comentario, dice @diego89mc1:
@diego89mc1: “Pero, ¿un medio de pago generalmente aceptado sirve como depósito a largo plazo? ¿Alguna vez en la historia se ha dado esa coincidencia? Y no vale el oro porque fracasó como medio de pago generalizado”.
Le contesto:
@Joel_Serrano_M_): “No entiendo tu posición sobre el oro. El oro fue el medio de intercambio común y generalmente aceptado (dinero) durante miles de años, al mismo tiempo que era usado como reserva de valor ¿y no sirve como ejemplo?
¿De dónde crees que viene el nombre del BitGold de Szabo. ¿Acaso Bitcoin no fue diseñado con el objetivo de que se convirtiera en una especie de “oro digital” que evitara los problemas implicados en el uso del oro y sus debilidades frente al poder y la arbitrariedad política? ”.
Me dice @diego89mc1 :
@diego89mc1: “Pero Joel, el oro no es operativo para un gran volumen de intercambios intradía, otra cosa es con sustitutos monetarios pero ya implica confianza en tercero por lo que ha derivado finalmente a depósito de valor. Al igual que quedará derivado bitcoin aún pudiendo ser MOE ocasional”.
Le contesto:
@Joel_Serrano_M_): “Estoy de acuerdo con lo primero. Este párrafo de mi tesis es sobre el patrón oro y los sustitutos monetarios:”
Y sigo con mi respuesta:
@Joel_Serrano_M_): “Ahora bien, no estoy de acuerdo con lo segundo. En mi opinión, en un futuro cercano serán posibles los sustitutos monetarios de Bitcoin plenamente respaldados y escalables (tipo LN evolucionado). Por lo tanto, por la parte monetaria, Bitcoin no tiene el peligro de los medios fiduciarios (sustitutos monetarios sin respaldo) y podrá ser funcional como dinero en capa 2 (sin custodia), evitando al mismo tiempo todos los problemas no monetarios (políticos, etc.)”
A continuación, me pregunta @Juancapismo
@Juancapismo: “¿Por qué alguien preferiría esos sustitutos monetarios de bitcoin pudiendo utilizar bitcoin? ”
Le respondo ahora en Mintter (Joel Serrano):
No es que se prefieran los sustitutos monetarios, es que Bitcoin no es escalable para funcionar como dinero en capa 1, así que los sustitutos monetarios son imprescindibles. Con el oro sucedió lo mismo, no es que se prefirieran los billetes al oro, sino que en una economía moderna y desarrollada eran necesarios los sustitutos monetarios. Otra cosa es lo que sucedió con la emisión de sustitutos monetarios no respaldados por oro (medios fiduciarios) y que expliqué en el texto/imagen de más arriba.
Cuando son aceptados como sustitutos monetarios, los medios fiduciarios suponen, de hecho, un incremento de la oferta monetaria y, por lo tanto, producen las mismas consecuencias que la inflación monetaria (distorsión de los precios relativos, descoordinación social, inflación de precios, aumento de la preferencia temporal…). Hay que añadir aquí que, además, cuando esos medios fiduciarios se emiten vía expansión crediticia bancaria, provocan ciclos económicos. Toda la teoría monetaria de la Escuela Austriaca de Economía se desarrolla en oposición a los medios fiduciarios, con el único objetivo de evitar los nefastos ciclos económicos.
Por lo tanto, un desarrollo de Bitcoin acorde a las teorías monetarias de la Escuela Austriaca debería orientarse a la emisión de verdaderos sustitutos monetarios de Bitcoin (certificados monetarios), es decir, sustitutos monetarios respaldados al cien por cien con bitcoins reales. Y no IOU,s diseñados con la apariencia de sustitutos monetarios para esconder que no están respaldados plenamente por bitcoins reales (medios fiduciarios).
Por último, voy a devolverle la pregunta a @Juancapismo utilizando el mismo razonamiento que emplea él: ¿por qué iba alguien a preferir sustitutos monetarios de Bitcoin sin respaldo, pudiendo elegir sustitutos monetarios de Bitcoin en los que el dinero base esté plenamente respaldado (e. g., un Lightning Network sin custodia de terceros, u otro desarrollo similar)? Por supuesto, esta pregunta no se refiere al momento actual, sino a un futuro en el que Bitcoin sea ampliamente conocido y los desarrollos y la usabilidad de sus aplicaciones no requieran estudio o el asesoramiento de expertos.
Otra pregunta de @Juancapismo
@Juancapismo: “Y lo más importante: ¿por qué alguien se endeudaría (ponerse corto) contra BTC?”
Le respondo en estos momentos en Mintter (Joel Serrano):
Vaya por delante que a cualquiera que me pregunte yo le recomendaría ahorrar (no endeudarse) y, además, depositar sus ahorros en Bitcoin. Ahora bien, cada uno es libre para elegir.
Según yo entiendo la pregunta, esta parece dar por hecho el futuro exitoso de Bitcoin y, además, que todo el mundo conoce ese futuro exitoso. Tal vez por ello, @Juancapismo no pueda entender que alguien decida endeudarse contra Bitcoin. Pero, hay que decirle que el futuro no está asegurado (hay que seguir trabajando duro para que Bitcoin y la libertad triunfen) y que la gran mayoría de la gente ni siquiera conoce Bitcoin (mucho menos cuál será su futuro). Por lo tanto, esa interpretación no tiene demasiado sentido. Cualquier persona podría endeudarse contra Bitcoin, siempre que entienda que eso le reportará beneficios o alguien le convenza de que será así. Más si cabe en la sociedad actual, que es cortoplacista y consumista y, por lo tanto, tendente al endeudamiento.
Lo que sí parece evidente es que no seríamos los bitcoiners los que nos endeudáramos contra Bitcoin. De hecho, desde nuestro punto de vista, ese tipo de endeudamiento sería un auténtico disparate, puesto que Bitcoin es un bien en proceso de adopción que tiene una oferta fija y una demanda creciente, por lo que esperamos una tendencia alcista de su precio. Y, si esto fuera así, la dificultad de pagar la deuda sería muy grande. Sin embargo, habrá otra gente que no entienda Bitcoin de la forma en que lo entendemos los bitcoiners y, por lo tanto, se atreva con un endeudamiento que a nosotros nos parece una locura. Además, si tenemos en cuenta que el endeudamiento compulsivo es una enfermedad mental transmitida desde el propio sistema de dinero fiat/bancos centrales/banca de reserva fraccionaria, habrá que concluir que cualquier locura es posible.
Y, dejando a un lado las locuras, el trabajo de los especuladores profesionales desmiente igualmente que no sea posible endeudarse contra Bitcoin. En efecto, estos especuladores se ponen cortos en Bitcoin siempre que sus análisis así se lo recomiendan. Es más, entre los propios bitcoiners hay quienes se ponen cortos en los periodos finales de los picos de demanda (FOMO) para tratar de acumular más bitcoins tras la presumible caída de los precios.
Llegados a este punto, voy a aprovechar que he hablado de los especuladores para señalar lo beneficiosa que es su tarea en cualquier tipo de mercado libre. Ello es debido a que en épocas de abundancia (cuando los precios son bajos), los especuladores compran y guardan para el futuro, elevando los precios de los bienes y reduciendo la cantidad disponible en el mercado. Nótese que el efecto de su actuación sobre los precios y sobre las cantidades no es problemático, pues los precios son bajos y las cantidades abundantes. Esos bienes que el especulador ha comprado baratos en época de abundancia los lleva al mercado en época de escasez, cuando los precios son más altos. De este modo, consigue su principal objetivo que es ganar dinero. Pero al hacerlo aporta estabilidad a los mercados, toda vez que contribuye a la bajada de los precios y ofrece suministros en el momento en que más se necesitan.
Una vez realizada esta defensa general de la especulación, debe quedar claro que aplicada al ámbito específico de Bitcoin es igual de beneficiosa. De hecho, tuvo un papel importante a la hora de que Bitcoin llegara a convertirse en medio de intercambio. Parafraseando a Menger, la especulación y los mercados desarrollados garantizan que Bitcoin se pueda cambiar en todo momento a precios económicos. Es decir, la especulación y los mercados desarrollados aportan la liquidez necesaria para que Bitcoin pueda funcionar como medio de intercambio.
Algunos bitcoiners repiten a menudo la siguiente pregunta: ¿Por qué se iba a endeudar alguien contra Bitcoin a largo plazo? Plantean la pregunta como una pregunta retórica, dando por supuesta la respuesta (según su idea, nadie se endeudaría). Únicamente hacen la pregunta para dar más fuerza a sus argumentos. Como si la pregunta en sí llevara incorporada la resolución de algún misterio. Pero en esta cuestión como en cualquier otra lo que prima es la subjetividad. No hay que dar nada por sentado. En la pregunta se puede detectar una posición contraria a la deflación (¿contraria también a Bitcoin?) y aparentemente favorable a un sistema inflacionista (¿cómo el actual?). Da a entender que un dinero deflacionario no permitiría la existencia de préstamos, cosa que es absurda. Caso distinto sería el de la hiperdeflación, que efectivamente haría imposibles los préstamos de largo plazo e impediría el cálculo económico (lo mismo que la hiperinflación).
Cuando se celebran contratos (a largo plazo), ambas partes tienen expectativas sobre cómo evolucionará la demanda de dinero y el poder adquisitivo del dinero durante la duración del contrato. Por ejemplo, si se espera que la demanda de dinero aumente durante la duración del contrato, entonces se podría acordar un precio nominal más bajo. Cuando una parte contratante se equivoca sobre el futuro poder adquisitivo del dinero, sufre pérdidas empresariales. La parte que anticipe correctamente los cambios (de poder adquisitivo o de otro tipo) durante la vigencia del contrato y negocie en consecuencia obtendrá beneficios empresariales. Como una de las partes contratantes pierde y la otra gana, la rigidez de los precios no puede ser un problema social general, sino sólo específico para la parte que cometió el error… (Bagus & Howden, “Monetary equilibrium and price stickiness: Causes, consequences and remedies”, 2011, p. 16)
En definitiva, lo que subyace tras la pregunta es un análisis realizado desde una perspectiva estática, en el que los contratos de deuda a largo plazo son considerados problemáticos por el mero hecho de que durante el periodo de su vigencia las cuotas establecidas son fijas (o excesivamente rígidas) y, por el contrario, el precio del dinero va en aumento. Sin embargo, sería más conveniente enfocar este asunto desde una perspectiva dinámica del proceso de mercado, pues este enfoque nos permitirá tener en cuenta la flexibilidad de los agentes económicos y la creatividad empresarial de todos aquellos que especulan acerca del futuro (esto nos incluye a todos, puesto que todos especulamos con el futuro y todos somos empresarios en ese sentido genérico del término). Esto nos permitirá concluir que el endeudamiento contra Bitcoin es perfectamente posible en la actualidad y que lo será más si cabe en un futuro. Presumiblemente, con el paso del tiempo la volatilidad del precio de Bitcoin se reducirá y las expectativas sobre su utilidad se estabilizarán y, como consecuencia de ello, será más fácil introducir cláusulas en los contratos que permitan neutralizar las variaciones de los precios de forma beneficiosa para todas las partes.
Dicho esto, se puede añadir que tanto a Bitcoin como a su proceso de conversión en dinero no le perjudica en absoluto el hecho de que aquellos que se endeuden contra Bitcoin a largo plazo (o sus contrapartes) tengan pérdidas o beneficios. Los únicos problemas que pueden causar esos contratos de deuda a largo plazo son particulares (no generales). Ex ante, las dos partes que firman voluntariamente el contrato salen ganando (si no, no lo firmarían). Evidentemente, siempre es posible que, ex post, alguna de las partes descubra haber cometido un error empresarial y se arrepienta de haber firmado el contrato. Pero, en cualquiera de los casos, y ahí está lo bueno, Bitcoin sale siempre ganando. El hecho de que se celebren contratos sobre la base de Bitcoin (del tipo que sean) es siempre beneficioso para Bitcoin, porque supone un paso más en su proceso de monetización, toda vez que para llegar a ser dinero Bitcoin tiene que convertirse previamente en uno de los bienes más comercializables y estar presente en todos los ámbitos de la sociedad y en todas las relaciones sociales.
¿Bitcoin como mero depósito de valor? Una reflexión (Joel Serrano):
Hay quienes consideran que el destino fundamental de Bitcoin es funcionar como depósito de valor, en ningún caso como dinero. Al mismo tiempo, piensan que Bitcoin será una especie de agujero negro supermasivo que atraerá irremediablemente la riqueza del mundo. No se dan cuenta de que si Bitcoin estuviera destinado a ser el gran depósito de valor de la riqueza del mundo (como muchos pensamos), eso solo sería posible siendo simultáneamente el bien más líquido y comercializable del mundo. Y el bien más líquido y comercializable del mundo es el dinero. El dinero es el único bien que se mantiene a completa disposición de su propietario en todo momento. Y, precisamente por ello, es el depósito de valor más idóneo.
Esto puede resultar un poco contraintuitivo en la actualidad, puesto que el dinero fiat es funcional como medio de intercambio pero no como depósito de valor. Sin embargo, hay que decir que el dinero fiat es una involución histórica del dinero. La verdadera evolución del dinero lo llevó desde bienes que no eran viables como depósito de valor a largo plazo (el cacao, el trigo, el ganado…) hasta el oro, capaz de soportar perfectamente el paso del tiempo manteniendo su valor. El oro cumplió a la perfección su papel como dinero y como depósito de valor durante miles de años. No obstante, el oro tenía flaquezas insoslayables que lo llevaron a sucumbir finalmente ante el poder de los Estados (ante sus urgencias cortoplacistas y sus impulsos liberticidas). Ello nos dejó como herencia el dinero fiat. Un dinero que no fue elegido evolutivamente por el mercado, sino que fue impuesto desde arriba y sostenido bajo coacción. Mientras tanto, el dinero que había prevalecido y cuyo uso se había generalizado en todo el mundo quedó secuestrado en los sótanos de los bancos centrales.
En los últimos tiempos, se oye hablar de una vuelta al patrón oro. El motivo es la pura debilidad del dinero fiat. Ciertamente, el abandono del patrón oro no es un proceso irreversible (el retorno es posible). Sin embargo, esa reversión tal vez ya no sea deseable. Por dos motivos: el primero, porque tanto las flaquezas insoslayables del oro como la espada de Damocles del Estado seguirían presentes. Y, el segundo, porque ahora disponemos de un bien, Bitcoin, que tiene el potencial suficiente para convertir al oro en una gloriosa reliquia de la historia y para mostrar al mundo que el dinero fiat no es más que una pesadilla que hay que olvidar cuanto antes.
El oro ha sido el último dinero usado al mismo tiempo como medio de intercambio y como depósito de valor. Y no hay nada mejor que se pueda decir de un dinero. Porque el hecho de ser usado como reserva de valor es una prueba de su integridad. Bitcoin posibilita que el dinero sea usado nuevamente como medio de intercambio y como reserva de valor. Por ello, Bitcoin es potencialmente el heredero del oro. Supone la reanudación del proceso evolutivo del dinero tras la involución del dinero fiat. Características tales como su descentralización, escasez, infalsificabilidad, inmutabilidad de la política monetaria, irreversibilidad de las transacciones, incensurabilidad, estabilidad estructural, credibilidad y su condición de propiedad pura inembargable pueden hacer que Bitcoin se convierta en un dinero fuerte y, por lo tanto, que no solo sea usado como medio de intercambio de manera generalizada, sino que al mismo tiempo sea usado como depósito de valor (tal y como sucedía con el oro antes de que su uso fuera expropiado en favor del dinero fiat). Esto quiere decir que, a diferencia de lo que sucede actualmente, en el futuro no solo aparcarán su riqueza en Bitcoin los más informados (los bitcoiners) y las élites económicas. Cualquier persona, por humilde que sea, depositará sus ahorros en Bitcoin sin miedo a la devaluación y sin verse obligada a invertir (y arriesgar) esos ahorros por la mera necesidad de hacer algo para evitar que se diluyan.
En la actualidad se da otro fenómeno que discurre en paralelo al uso que, en mayor o menor medida, ya se está haciendo de Bitcoin como medio de intercambio y como depósito de valor. Y es que Bitcoin en los últimos años ha resultado una muy buena inversión. El precio de Bitcoin se ha incrementado  de una forma impresionante (en feb. de 2016 rondaba los 400 euros y en feb. de 2024 los 50000, lo que significa una revalorización del 12500%). Este hecho es meramente circunstancial y se debe al descubrimiento, demanda y adopción crecientes de Bitcoin. Sin embargo, es importante señalar que semejante revalorización no ha pasado desapercibida y que, además, esta circunstancia se podría prolongar durante décadas. El incentivo de las ganancias es un polo de atracción extraordinario, que contribuirá en buena medida a la adopción de Bitcoin y, dado que el incremento de la adopción revaloriza su precio, nos encontramos ante un círculo virtuoso que se retroalimenta y que genera un efecto multiplicador. Presumiblemente, este círculo virtuoso contribuirá a acelerar el proceso de conversión de Bitcoin en dinero (i. e., en medio de intercambio común y generalmente aceptado).
En contra de esta idea, hay algunos bitcoiners (a los que voy a llamar reduccionistas) que en los últimos tiempos se han convencido de que Bitcoin no puede llegar a ser dinero. A partir de esa convicción, encuentran señales favorables a su tesis en cualquier esquina. Hace unos días, se lanzaban en tromba a retuitear un mensaje que venía a decir algo así como: si en estos momentos Bitcoin no es utilizado como dinero en Líbano o en Argentina, ello es señal inequívoca de que nunca será dinero. Nótese el sesgo de confirmación. En opinión de estos reduccionistas, el principal papel reservado para Bitcoin es el de servir como depósito de valor (nunca como dinero). Siendo así, no se entiende su optimismo, puesto que el uso de Bitcoin como depósito de valor únicamente soluciona una ínfima parte de los problemas que está llamado a solucionar y que son los que en realidad nos trajeron hasta aquí. A diferencia de ellos, yo considero que el papel fundamental de Bitcoin será el de servir como dinero (como la base del sistema monetario mundial) y, en mi opinión, buena parte de su empleo como depósito de valor será debido a ese papel (y a la liquidez que conlleva).
Hasta cierto punto esto ya sucede en la actualidad. Cuando se dice que Bitcoin está siendo utilizado como depósito de valor pero no como medio de intercambio se comete un gran error, pues al usarlo como depósito de valor se está dando por sentada su función como medio de intercambio (cuyo uso simplemente se está reservando para el futuro). De hecho, si Bitcoin no fuera un medio de intercambio, no sería utilizado como depósito de valor, porque no podría recuperarse fácilmente la riqueza depositada temporalmente en él, ni hacerlo a precios económicos. El hecho de que la mera posesión de cierta cantidad de bitcoins ofrezca seguridad frente a la incertidumbre del futuro es inseparable de su poder adquisitivo y de la comerciabilidad (liquidez) propia de su condición de medio de intercambio. Solo una vez que se confirma que Bitcoin se ha convertido ya en medio de intercambio puede comenzar a extenderse su uso como depósito de valor.
El uso de Bitcoin como depósito de valor implica, por tanto, que su utilidad como medio de intercambio es muy apreciada. Es decir, Bitcoin nos ofrece utilidad como medio de intercambio aun cuando lo mantengamos a buen recaudo en espera de que necesitemos usarlo. Ahora bien, el uso de Bitcoin como depósito de valor no es independiente de su uso en los intercambios, puesto que el grado en que se usa para los intercambios afecta a su liquidez. Un uso generalizado implicaría una gran liquidez y ello fomentaría su empleo como depósito de valor. Por el contrario, un menor grado de utilización en los intercambios lo restringiría. Esto quiere decir que si Bitcoin no llegara a convertirse en dinero probablemente solo sería utilizado como depósito de valor en el grado en que ahora son utilizados otros activos (como por ejemplo el oro o los bienes inmobiliarios). Esto no es precisamente insignificante, pero ese nunca fue el principal objetivo de Bitcoin. Las esperanzas puestas en Bitcoin son mucho más trascendentes.
Por supuesto, el uso de Bitcoin como depósito de valor es muy interesante en sí mismo y el interés que este uso ha despertado resulta ya evidente a lo largo y ancho del mundo. Sin embargo, antes de poder depositar riqueza en Bitcoin y reservarla para el futuro, es necesario tener riqueza. Y, lamentablemente, esa riqueza solo se puede conseguir bajo las condiciones impuestas por un sistema inflacionista en el que los bienes se intercambian mediante un dinero que es devaluado constantemente. Por medio de este sistema, los Estados, los bancos centrales y la banca de reserva fraccionaria nos hurtan ilegítimamente buena parte de los beneficios de la civilización y del progreso.
La gran alternativa a ese sistema corrupto e insostenible va fraguando poco a poco desde el año 2009. Bitcoin está llamado a revolucionar el mundo. Sus múltiples casos de uso se van descubriendo y extendiendo de forma paulatina pero constante. Sin embargo, es importante entender que la base de esos casos de uso es el hecho de que Bitcoin es un sistema monetario y que los bitcoins son utilizados como medio de intercambio. Ninguno de los actuales casos de uso de Bitcoin sería posible sin partir de esa realidad o darla por sentada (e. g., Bitcoin como herramienta que permite esquivar a gobiernos liberticidas; como herramienta frente al intervencionismo monetario y al robo inflacionario; como servicio bancario de acceso libre y de uso discrecional; como depósito de valor; como herramienta para la liquidación final e irreversible de transacciones transfronterizas; como herramienta para la realización de transferencias sin necesidad de recurrir a terceros de confianza, etc.)
La alternativa que ofrece Bitcoin supone un sistema esencialmente diferente al que sufrimos hoy en día. Un sistema que conllevaría un inmenso incremento de la libertad y el bienestar del ser humano. Un sistema que alinearía las acciones individuales productivas con la obtención de ganancias (y las improductivas con pérdidas). Un sistema gracias al cual las acciones individuales apreciadas como beneficiosas recibirían el reconocimiento público (y las consideradas dañinas, el repudio). Un sistema mediante el que la sociedad recibiría plenamente los beneficios propios del desarrollo tecnológico y del incremento de la productividad. En definitiva, un sistema que permitiría la continuación del progreso civilizatorio y evitaría la degeneración actual.
Pues bien, para que todo esto sea posible, en primer lugar es necesario ser conscientes de que en un sistema económico que se basa en el intercambio de bienes no hay función más importante que la de servir de medio común de cambio (Mises dixit). En ese sentido, es fundamental que Bitcoin sea utilizado ampliamente como medio de intercambio, tanto en la versión de atesorar (holdear) bitcoins para un uso futuro, como utilizándolos ya en los intercambios presentes. Por supuesto, estas dos versiones son compatibles, puesto que todo el mundo (incluso los hodlers) debe consumir necesariamente una parte de sus recursos, es ley de vida. Así que, si en lugar de consumir en dólares o euros consumimos en bitcoins fomentaremos su adopción y la llegada de los cambios revolucionarios que se han descrito.
Por otro lado, también hay que ser conscientes de que todas las instituciones sociales en general y el dinero en particular evolucionan lentamente, pudiendo hacerlo además de forma asimétrica. A nadie debe extrañar que haya periodos en que el atesoramiento de Bitcoin se incremente más que su uso como intermediario de los intercambios. De hecho, en estos tiempos de adopción temprana de Bitcoin (caracterizados por su gran revalorización) es normal que sea así. La revalorización provoca que aquellos con una baja preferencia temporal y con disponibilidad de ahorros pongan más interés en obtener bitcoins y custodiarlos adecuadamente que en aprender a gastarlos. Al mismo tiempo, aquellos con una alta preferencia temporal (que son más proclives al consumo y carecen de ahorros) no encuentran ningún beneficio en el uso de Bitcoin. Se dan cuenta de que tienen que dedicarle un tiempo de aprendizaje que no están dispuestos a sacrificar y, además, tienen a su disposición formas más sencillas de gastar su dinero.
En definitiva, lo que quiero decir es que los bitcoiners no deberíamos ponernos nerviosos por estas circunstancias. Y, mucho menos, dejar que la impaciencia nos lleve a sacar conclusiones apresuradas. Los procesos sociales son necesariamente lentos y las prisas son siempre malas consejeras. El objetivo último de Bitcoin no ha cambiado ni cambiará. Y no es otro que llegar a ser dinero (que se vaya generalizando progresivamente su uso hasta que se convierta en un medio de intercambio común y generalmente aceptado). Durante ese largo e incierto proceso, todo el mundo irá descubriendo los diferentes casos de uso de Bitcoin. Y, como es lógico, la subjetividad de cada persona hará que esos casos de uso se valoren de forma distinta, según las necesidades. Pero las necesidades de cada uno son simplemente particulares y no es sensato deducir conclusiones de tipo general a partir de ellas. A menudo, ese sesgo suele conducir a error.
Por último decir que los tiempos de Bitcoin no tienen por qué coincidir con los propios. El proceso evolutivo de Bitcoin difícilmente encajará a la perfección con nuestro proceso vital. En ese sentido, no nos quedará otro remedio que adaptarnos en función de nuestros intereses y circunstancias. Pero, en cualquier caso, nos coincidan mejor o peor esos tiempos, hay que disfrutar de esta oportunidad única que estamos viviendo.
@Juancapismo me hizo una última pregunta (en Twitter):
@Juancapismo: “Pero si solo tienes sustitutos respaldados vuelves al punto de inicio, tienes una oferta limitada (<21M). ¿Cómo se ajustarían entonces los aumentos de la demanda que hacen que su precio sea intrínsecamente volátil?”
Le respondo ahora vía Mintter (Joel Serrano):
La oferta limitada es precisamente uno de los fundamentos de Bitcoin. Si los Estados y los bancos hicieran lo mismo que hicieron con el oro (emitir medios fiduciarios y lograr mediante coacción o engaño que fueran aceptados como sustitutos monetarios a la par), entonces Bitcoin comenzaría su declive. A pesar de que Bitcoin es incensurable y sus transacciones son en la práctica irreversibles, la política monetaria de Bitcoin dejaría de ser inmutable (por vía indirecta). A efectos prácticos, la emisión y aceptación a la par de medios fiduciarios de Bitcoin incrementaría su oferta monetaria. Bitcoin dejaría de ser un bien escaso, y ello sin necesidad de introducir cambios en su código o en su política monetaria. Un bitcoin dejaría de ser la ventiunmillonésima parte de la oferta total de bitcoins. Bitcoin perdería buena parte de su credibilidad, si no toda. El pack volatilidad de corto plazo + estabilidad de largo plazo se iría al garete y el caos se adueñaría de Bitcoin.
Por otro lado, la emisión y aceptación a la par de medios fiduciarios de Bitcoin provocaría que se repitiera una circunstancia habitual en el dinero actual. La inflación monetaria indirecta (vía medios fiduciarios) conllevaría la correspondiente caída del poder adquisitivo de Bitcoin (inflación de precios). Es decir, a pesar de ser un bien inconfiscable o inembargable, el valor de Bitcoin sería “expropiado”. Y, de esa manera, la idoneidad de Bitcoin para funcionar como depósito de valor (que algunos parecen dar por garantizada) dejaría de ser tal. Bitcoin ya no sería una buena reserva de valor intertemporal, porque cualquier riqueza transformada en bitcoins se devaluaría (tal y como sucede con el dinero fiat). En el mejor de los casos, Bitcoin perdería su valor al ritmo de la emisión de medios fiduciarios, como ha sucedido con el dólar (el poder adquisitivo del dólar se ha devaluado en más de un 95% desde que existe la Reserva Federal y en más de un 85% desde que Estados Unidos abandonó el patrón oro en 1971). Y, en el peor de los casos, Bitcoin se dirigiría hacia la irrelevancia, al perder una de sus principales razones de ser, que no es otra que ser un límite a las políticas inflacionistas.
@Juancapismo se refiere a la volatilidad de Bitcoin como un problema intrínseco que es causado por su oferta limitada (<21M), problema que sería necesario solucionar mediante la emisión de sustitutos monetarios no respaldados por bitcoins reales. Esto me parece una auténtica aberración. Ciertamente, las variaciones en la demanda de Bitcoin se ajustan vía precios y esto conlleva volatilidad. Pero la volatilidad de corto plazo del precio de Bitcoin no es un obstáculo insalvable. El coste de oportunidad de los usuarios de Bitcoin es la estabilidad de corto plazo, pero renunciamos a ella sin reparos (máxime cuando sabemos que Bitcoin es un medio de intercambio recién nacido que todavía está en desarrollo y en pleno proceso de descubrimiento y adopción). Mientras Bitcoin transite por esos procesos, los ajustes de la demanda conllevarán una gran volatilidad del precio (que será reconducida por la actividad de los especuladores, en el sentido explicado más arriba). Y una vez que los procesos de descubrimiento y adopción estén ya muy avanzados o hayan concluido, las variaciones de la demanda se estabilizarán y la volatilidad del precio se reducirá.
Teniendo esto en mente, mi opinión es que los bitcoiners debemos defender el ajuste vía precios en ambas situaciones, asumiendo siempre la correspondiente volatilidad (ya sea grande o más reducida). Cualquier opción que no sea el ajuste espontáneo de los precios en el mercado sería ilegítima, inmoral y, sobre todo, contraproducente. Y, además, esas opciones alternativas pondrían en riesgo la idea que representa Bitcoin y las esperanzas que en él están depositadas. Aquellos que luchan contra los supuestos problemas causados por el aumento de la demanda de Bitcoin y ven como solución la emisión de medios fiduciarios, lo que en realidad están haciendo es repudiar una de las características esenciales de Bitcoin (su oferta limitada de 21M de bitcoins). Pretender solucionar los problemas de esa manera es, en cierto modo, similar a la nefasta idea de aumentar el tamaño de los bloques para solucionar la escalabilidad, poniendo en peligro la descentralización. Con la diferencia de que, en el caso de los medios fiduciarios, los efectos serían mucho más inmediatos y demoledores que en el caso del aumento del tamaño del bloque.
Afortunadamente, el sombrío futuro de Bitcoin que se ha esbozado sobre la hipotética emisión y aceptación de medios fiduciarios se ha realizado asumiendo algo inasumible, que la gente aceptará sustitutos monetarios de Bitcoin sin respaldo de bitcoins reales como si fueran verdaderos sustitutos monetarios. Resulta del todo inverosímil que la gente acepte medios fiduciarios al mismo precio de los bitcoins reales. Las específicas circunstancias que en el pasado condujeron hacia los sustitutos monetarios del oro y que permitieron la emisión fraudulenta de medios fiduciarios no se repetirán con Bitcoin. Puesto que, en este caso, son posibles sustitutos monetarios que faciliten el uso y la escalabilidad de Bitcoin y que, al mismo tiempo, su propio diseño impida la emisión de un número de sustitutos monetarios mayor que la cantidad de bitcoins subyacentes (esto ya sucede en el caso de LN). En definitiva, las necesidades de escalabilidad de Bitcoin conducen hacia el uso de sustitutos monetarios (lo mismo que sucedió con el oro). Pero, a diferencia de lo que sucedió con los Estados y los bancos (que emitieron billetes no respaldados por oro sin que nadie pudiera impedirlo), en el caso de Bitcoin, la gente podrá discriminar con cierta facilidad. Se podrán distinguir los sustitutos monetarios con respaldo de aquellos otros sin respaldo (medios fiduciarios). Y, en ese caso, los medios fiduciarios serán rechazados indefectiblemente (al menos al mismo precio). Este simple rechazo impedirá cualquiera de los problemas implicados en la emisión y utilización de medios fiduciarios de Bitcoin como si fueran equivalentes a Bitcoin.
(Reflexiones sobre Bitcoin) X: @Joel_Serrano_M_