Por qué es importante diferenciar entre la idea popular de tener “ahorros” y el concepto teórico de “ahorro”

Todos aquellos que mantienen bitcoins a largo plazo los consideran sus “ahorros”. Y yo comparto esta idea. Pero es necesario entender la diferencia entre esta idea popular de los “ahorros” y el concepto teórico de “ahorro”.
Como decía en mi anterior entrada en Mintter (https://t.co/I3KNneHMjZ):
…estoy de acuerdo con José Antonio Bravo en que ahorrar es postergar consumo presente a cambio de consumo futuro. Y que, en la mayoría de los casos, los hodlers de Bitcoin están ahorrando. Pero esto no es así en todos los casos. Es posible comprar y acumular bitcoins sin ahorrar. Por ejemplo, se podrían comprar bitcoins deshaciendo inversiones o vendiendo el coche o la casa (i. e., se podrían comprar sin necesidad de reducir el consumo). En tal caso, no habría ahorro.
Por lo tanto, aunque en un sentido popular del término, los bitcoins de los hodlers son sus ahorros, en un sentido riguroso, solo hay ahorro cuando se reduce el consumo presente a cambio de consumo futuro (como bien dice @jabravo). Este es el concepto de ahorro de la Escuela Austriaca de Economía y es más importante de lo que parece a simple vista de cara a una correcta interpretación de las distintas teorías monetarias.
Por ejemplo, analicemos brevemente la teoría del equilibrio monetario desarrollada por Selgin. Bajo el supuesto de una oferta fija de dinero (de oro), Selgin defiende la emisión de medios fiduciarios (sustitutos monetarios sin respaldo de oro) de la siguiente manera. Cuando aumenta la demanda de medios fiduciarios, disminuye el canje de medios fiduciarios por oro, lo que lleva a un aumento de las reservas de los bancos y a que estos puedan ampliar el crédito y la emisión de billetes. Como consecuencia, los bancos se adaptan al citado aumento de la demanda de medios fiduciarios. Y lo mismo sucede al contrario. Al disminuir la demanda de medios fiduciarios, aumenta el canje de medios fiduciarios por oro. En este caso, los bancos ven en peligro su solvencia y proceden a reducir el crédito y la emisión de billetes. De esa manera, la oferta de medios fiduciarios se adapta nuevamente a la disminución de la demanda de medios fiduciarios.
Con esta argumentación, Selgin pretende defender que la creación de medios fiduciarios por parte de la banca privada no genera ciclos económicos. Su planteamiento niega que la oferta variable de medios fiduciarios que se da en la banca con reserva fraccionaria distorsione la economía. Esta oferta variable daría satisfacción a una demanda de medios fiduciarios que sería anterior e independiente de dicha oferta. Por lo tanto, la banca de reserva fraccionaria restablecería el equilibrio monetario previo, que había sido alterado por una variación de la demanda de medios fiduciarios ajena al sistema (exógena).
Uno de los muchos problemas de la teoría de Selgin es que no reconoce que la oferta bancaria de medios fiduciarios genera su propia demanda (los créditos bancarios a un tipo de interés artificialmente reducido generan una demanda antes inexistente). Por lo tanto, la emisión de medios fiduciarios no solo no resolvería una demanda exógena al sistema, sino que lo realmente exógeno sería la propia manipulación bancaria de la oferta monetaria. En mi opinión, al desviar la atención hacia el lado de la demanda, Selgin trata de ocultar algo que de otra manera resultaría evidente, y es que tanto la expansión del crédito como su contracción distorsionan la economía (como explica perfectamente la teoría monetaria de la Escuela Austriaca de Economía). Y que la única forma de evitar esto es a través de un sistema monetario inelástico (como el que hoy en día ofrece Bitcoin). Si en lugar de desviar nuestra atención hacia el lado de la demanda, como quiere Selgin, nos fijamos en el lado de la oferta, vemos claramente que la banca de reserva fraccionaria incrementa la oferta monetaria mediante la expansión del crédito. Una manipulación exógena de la oferta monetaria que distorsiona la estructura productiva y provoca ciclos económicos.
Otro problema de la teoría del equilibrio monetario de Selgin es que se basa en un análisis exclusivamente macroeconómico, ignorando los efectos microeconómicos que surgen tras las variaciones de la oferta de medios fiduciarios bajo el sistema de reserva fraccionaria. El análisis microeconómico muestra claramente que, aun cuando supusiéramos que el incremento de la oferta de medios fiduciarios se debiera a un aumento de su demanda, esos medios fiduciarios no llegarían instantáneamente a todos aquellos que los demandan. Estos medios fiduciarios entrarían poco a poco en el mercado vía créditos. En un primer momento, buena parte de estos créditos irían a parar a determinados empresarios e inversores. Es decir, gran parte de ese dinero entraría en el mercado a través de puntos muy específicos (no llegaría a todo el mundo al mismo tiempo), dando lugar a nuevos proyectos empresariales o a la ampliación de los ya existentes. De esa manera, se distorsionarían artificialmente los precios relativos y la estructura de la producción, lo que provocaría a su vez graves consecuencias.
El análisis macroeconómico de Selgin pasa por alto todas estas circunstancias, sin embargo, la teoría austriaca de los ciclos económicos explica perfectamente el proceso que tiene lugar tras la emisión (adicional) de medios fiduciarios. Y precisamente esta teoría austriaca nos conduce de nuevo a hablar del ahorro, puesto que en ella se plantea que los proyectos empresariales solo se pueden sostener en el tiempo con la existencia de ahorro previo (ya sea procedente del propio empresario o de inversores externos). Cuando hay abundancia de ahorro o de crédito basado en ahorro, florecen todo tipo de proyectos. Pero si hay escasez de ahorro o el crédito es crédito circulatorio (crédito concedido gracias a la emisión de medios fiduciarios), muchos proyectos no llegan a florecer y se marchitan por falta de agua (falta de respaldo de ahorro real). Del auge artificial se pasa a la caída (real).
Selgin conoce perfectamente la teoría monetaria austriaca y el concepto de ahorro que se viene explicando. Sin embargo, hace malabares para tratar de encajar su teoría. En ese sentido, confunde los conceptos de ahorro y de demanda de dinero (o los tergiversa). Keynes pretendía que si un hombre poseía dinero obtenido mediante un crédito bancario estaba ahorrando. Y, de una manera bastante similar, Selgin defiende que al mantener saldos de efectivo en forma de billetes y cuentas de depósito se participa de un ahorro voluntario. Aquí vemos la confusión o tergiversación entre demanda de dinero (atesoramiento) y ahorro. Selgin pretende que cuando un banco amplía sus pasivos haciendo nuevos préstamos, en realidad, el prestamista no es el banco, sino aquellos que mantienen saldos de efectivo en el banco. Supuestamente, estos prestamistas ficticios estarían prestando al banco los recursos reales que podrían adquirir si en lugar de mantener los saldos de efectivo los gastaran. De esa manera, en la imaginación de Selgin la expansión de los pasivos bancarios coincidente con la demanda de medios fiduciarios no supondría un proceso inflacionario en forma de creación de nuevo dinero, sino que solo formaría parte del proceso de intermediación bancaria en el mercado de fondos prestables.
Todo esto es realmente absurdo. Equiparar la simple tenencia de saldos de efectivo en forma de billetes de banco o de cuentas de depósito con el ahorro es inadmisible. Como ya se ha dicho, se pueden incrementar los saldos de efectivo sin que ello implique ahorro (e. g., deshaciendo inversiones o vendiendo bienes). Es más, el incremento de los saldos de efectivo incluso puede ir acompañado de una reducción del ahorro (de un aumento del consumo gracias a las citadas desinversiones o venta de bienes). Y aún más inadmisible si cabe es la pretensión de que los saldos bancarios son préstamos que el tenedor concede al banco para que este, a su vez, los preste o los invierta.  Los usuarios aceptan y utilizan los medios fiduciarios como sustitutos perfectos del dinero. Cuando los usuarios atesoran estos medios fiduciarios en un banco, no se los prestan al banco. No renuncian a un dinero presente a cambio de obtener una mayor cantidad de dinero en el futuro. Los saldos bancarios no implican renuncias presentes ni beneficios futuros (no son préstamos). La única intención de los usuarios que atesoran efectivo es mantener la plena disponibilidad de su dinero. A mayor incertidumbre, mayor demanda de dinero/medios fiduciarios (solo se rompe esta equiparación entre dinero y medios fiduciarios cuando se presiente una crisis del sistema bancario). En definitiva, dado que los nuevos medios fiduciarios no implican renuncia alguna (ni por parte del tenedor ni por parte del banco), suponen de hecho inflación monetaria (con todas las consecuencias negativas que ello conlleva).
Con todo esto solo he tratado de explicar que diferenciar entre la idea popular de tener “ahorros” y el concepto teórico de “ahorro” es importante para no caer en errores mayúsculos o en manipulaciones. Para ello me he servido de la confusión entre la idea popular que equipara tener un saldo de efectivo con tener “ahorros” y la idea de Selgin (inocente solo en apariencia) de que tener un saldo de efectivo en el banco supone un “ahorro voluntario”. Como se ha visto, estas ideas no son en absoluto similares. La idea popular es clara y se entiende perfectamente, se guarda el dinero para un uso futuro. Por el contrario, la idea de Selgin es confusa y además ilegítima, pues atribuye a la mera tenencia de saldos de efectivo todas las características y consecuencias del ahorro genuino, haciendo parecer que la teoría del equilibrio monetario que este autor plantea no implica inflación monetaria ni provoca ciclos económicos. Esto crea una disposición favorable hacia su teoría entre aquellos que mantienen sus “ahorros” en forma de saldos de efectivo (e. g., entre los hodlers de Bitcoin). Evidentemente, mi opinión es que esto supone un error de interpretación, pero es indudable que hay bitcoiners favorables a la banca de reserva fraccionaria y eso me inquieta. Parecen olvidar que Bitcoin nace, entre otros muchos motivos, para luchar contra ese sistema. Como decía Satoshi Nakamoto el 11 de febrero de 2009:
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