La Terraza del 0xCryptoCafé

En agradecimiento a J y Eris, por esas largas horas en la barra del CryptoCafé aguantando mi estupidez mientras intentaban abrirme los ojos y mostrarme la luz. Ahora, desde la terraza, miro esa persiana bajada buscando libertad en el ciberespacio. En aquel rincón apartado del mundo, siento que puedo respirar, que puedo ser yo sin máscaras ni disfraces.
El 0xCryptoCafé no era solo un lugar, era un refugio, un santuario para los soñadores, los creadores, los que buscan más allá del código y los algoritmos. Y mientras la noche avanza, sé que no estoy solo. Hay otros como yo, buscando su propia terraza, su propio momento de paz en el caos del universo digital.