Sobre el optimismo y el pesimismo de algunos bitcoiners

Este comentario está relacionado con el pod de Lunaticoin (L209)
Como siempre, hay que felicitar a @lunaticoin (y, en este caso, también a @leoMCY1). El programa ha sido, una vez más, excelente. Agradezco especialmente que nos hayan dado a conocer con mayor profundidad a @flix1, con el que me he sentido muy identificado. Me ha parecido un optimista con muy buenos argumentos.
El segundo invitado era Álvaro D. María, con el que no simpatizo demasiado. Esto es así por varios motivos. El primero, porque su libro me ha parecido malo de solemnidad (alguien tenía que decirlo). El segundo, porque su narrativa sobre Bitcoin ni es original ni es incompatible con la versión de Bitcoin como un dinero potencial que puede sustituir al fiat en el futuro. Y el tercero, porque su pretenciosidad me tira para atrás. Sin embargo, tengo que decir que comenzó el programa muy moderado, mostrando una versión que para mí es aceptable, pues planteaba su posición sin necesidad de tildar de ridícula la idea de Bitcoin como dinero, que es lo que suele hacer habitualmente (aunque, eso sí, llegó a arremeter contra Saifedean Ammous, diciendo que su narrativa “había contaminado mucho”, pero digamos que solo lo hizo de pasada).
Ahora bien, yo no estoy seguro de que considerar a Bitcoin como herramienta de ahorro a largo plazo que garantiza un derecho de propiedad absoluto sea tan bullish como él cree. Al menos, considero que no es comparable con la posibilidad de que Bitcoin se convierta en dinero, es decir, en el bien más líquido, en el bien que todo el mundo acepta en el intercambio y, por tanto, en el bien que todo el mundo demanda. Por supuesto, si todo el mundo demandara Bitcoin, su precio se situaría muy por encima de cualquier predicción (incluso por encima de la de “Hal” Finney: 10 millones de dólares). En realidad, se situaría en otra dimensión. ¿Por qué? Porque una aceptación generalizada de Bitcoin implicaría el fin del dólar y de cualquier otro dinero fiat. La conversión (mental) a otras monedas dejaría de tener sentido, lo único que importaría sería el poder adquisitivo de los bitcoins (más bien de los satoshis, pues salvo las grandes instituciones económicas nadie hablaría ya en términos de bitcoins).
Bitcoin ha nacido con el objetivo de llegar a ser dinero, un dinero sólido, un dinero que resuelva los grandes problemas monetarios observados a lo largo de la historia. Y, en mi opinión, todos los pasos que ha dado hasta la fecha van en la buena dirección. Cuando Bitcoin se convierta en dinero (espero que todos lo podamos ver), seguirá manteniendo la esencia que lo caracteriza (la oferta fija, la incensurabilidad y la irreversibilidad de las transacciones, la imposibilidad del doble gasto, etc.) Y, en esas circunstancias, Bitcoin seguirá siendo una buena herramienta para trasladar/depositar riqueza a través del espacio y del tiempo. Asimismo, seguirá garantizando derechos de propiedad absolutos. Es decir, por el hecho de que Bitcoin se convierta en dinero no se pierden estos casos de uso que tanto gustan a Álvaro, ¿a quién no? En realidad, con Bitcoin convertido en patrón monetario no se perdería ningún caso de uso ya existente y, además, aparecerían nuevas y prometedoras posibilidades.
En definitiva, lo único que quería decir con este comentario es que, dado que Álvaro D. María considera que Bitcoin no es una alternativa al dinero fiat, considero que más que optimista está siendo ciertamente pesimista.
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