Aumento de los saldos de efectivo vs. aumento de la oferta monetaria. Sustitutos monetarios con respaldo vs. medios fiduciarios. Y Bitcoin, siempre Bitcoin.

Cuando existe una oferta de dinero constante, el aumento de los saldos de efectivo ejerce una presión a la baja sobre los precios de los bienes (aumento del poder adquisitivo del dinero). Esto implica que después de un tiempo aquellos que querían aumentar sus saldos de efectivo para afrontar un incremento de la incertidumbre necesitarán menores saldos nominales, puesto que el saldo real será mayor. Es decir, un aumento de la demanda de dinero provoca un aumento del poder adquisitivo del dinero y, por tanto, consigue que cualquier saldo de efectivo sea realmente mayor que antes de que tuviera lugar ese aumento de la demanda, dando satisfacción al verdadero interés de aquellos que querían ver aumentado su saldo de efectivo real.
Supongamos que, en lugar de existir una oferta monetaria constante, nos encontrásemos con una oferta elástica de medios fiduciarios (sustitutos monetarios sin respaldo). En este caso, el proceso descrito en el párrafo anterior se frustra, puesto que la emisión de medios fiduciarios ejerce una presión al alza sobre los precios (pérdida de poder adquisitivo del dinero). Es decir, la presión a la baja sobre los precios (fruto de los aumentos en los saldos de efectivo) se vuelve inútil, pues siempre es contrarrestada (en mayor o menor medida) por la presión al alza sobre los precios (fruto de la emisión de medios fiduciarios). Esto conduce a que los usuarios de dinero tengan siempre la necesidad de aumentar sus saldos de efectivo (recuérdese la metáfora del hámster y la rueda). La oferta elástica de medios fiduciarios por parte de la banca de reserva fraccionaria impide que se alcance el equilibrio monetario vía precios.
A pesar de que la banca de reserva fraccionaria frustra los objetivos de aquellos usuarios de dinero que querían aumentar sus saldos de efectivo reales, los defensores de ese tipo de banca creen que se puede alcanzar el equilibrio monetario vía expansión monetaria y crediticia y que, por lo tanto, la banca de reserva fraccionaria ofrece grandes ventajas. Dejando a un lado que sea la propia expansión monetaria y crediticia de la banca con reserva fraccionaria la que impide que se alcance el equilibrio monetario vía precios. Y dejando a un lado también los muchos argumentos éticos y jurídicos contra la expansión crediticia bancaria (una expansión monetaria encubierta). Lo cierto es que desde un punto de vista económico tampoco es fácil encontrarle ventajas generales a dicha expansión. Indudablemente, hay quien se beneficia mucho de la emisión de medios fiduciarios (en la práctica, nuevo dinero), pero estos beneficios no se trasladan a la generalidad de los usuarios. Los principales beneficiarios son la propia banca (que crea dinero de la nada); aquellos a los que financia la banca (principalmente los Estados); y los deudores que ven devaluada su deuda (de nuevo, los Estados a la cabeza de esta lista). El resto se ve perjudicado de forma generalizada, en mayor grado cuanto más lejos estén de la creación de ese nuevo dinero o de su entrada en el mercado.
El perjuicio se debe a que cualquier aumento de la oferta monetaria da lugar a una redistribución de la riqueza. Las inyecciones monetarias no afectan a todo el mundo a la vez, puesto que entran en el mercado por puntos determinados. Los primeros receptores salen beneficiados (compran bienes con dinero nuevo a un precio viejo). Progresivamente, ese nuevo dinero se extiende por toda la economía, lo que tiene como consecuencia precios más altos de lo que serían sin la existencia del nuevo dinero. En consecuencia, los últimos receptores de ese nuevo dinero salen muy perjudicados. Y, por supuesto, los ahorros en efectivo de los usuarios de dinero también se ven devaluados, puesto que ante la subida de los precios su dinero tiene menor poder adquisitivo. Existen otros perjuicios aún mucho más graves, causados por la expansión monetaria y crediticia de la banca con reserva fraccionaria, como son los ciclos económicos de auge y caída. Pero el objetivo de este comentario solo era hablar sobre los efectos de la demanda de saldos de efectivo y compararlos con los efectos del aumento de la oferta monetaria; hablar de los sustitutos monetarios con respaldo y compararlos con los medios fiduciarios; y, por último, relacionar todo lo dicho con Bitcoin.
 
Veamos ahora la situación desde el prisma de Bitcoin
Dado que existe una oferta constante de bitcoins, el aumento en los saldos de efectivo de bitcoins ejerce una presión al alza sobre su poder adquisitivo (disminución de los precios, en términos de Bitcoin). Esto implica que después de un tiempo aquellos que al demandar bitcoins lo único que querían era aumentar sus saldos de efectivo necesitarán menores saldos nominales (menor número de bitcoins), puesto que el saldo real será mayor. Es decir, un aumento de la demanda de bitcoins provoca un aumento de su poder adquisitivo (evidentemente, hay otros muchos motivos por los que se demandan bitcoins, pero ahora nos estamos refiriendo únicamente a aquella demanda que busca disponer de un saldo real mayor).
Supongamos que, en lugar de existir una oferta constante de bitcoins, nos encontrásemos con una oferta elástica de medios fiduciarios de Bitcoin (i. e., sustitutos monetarios sin respaldo). En este caso, el proceso descrito en el párrafo anterior se frustraría, puesto que la emisión de medios fiduciarios ejercería una presión a la baja sobre el poder adquisitivo de Bitcoin (inflación de precios de los bienes, en términos de Bitcoin). Es decir, la presión a la baja sobre los precios que sería fruto de una mayor adopción de Bitcoin y de los aumentos en los saldos de efectivo de bitcoins se volvería inútil, pues siempre sería contrarrestada (en mayor o menor medida) por la presión al alza sobre los precios causada por la emisión de medios fiduciarios de Bitcoin. Esto conduciría a que los usuarios de Bitcoin (al igual que sucede con los usuarios de dinero fiat) tuvieran siempre la necesidad de aumentar sus saldos de efectivo (recuérdese la metáfora del hámster y la rueda). En definitiva, la banca de reserva fraccionaria frustraría de esa manera el objetivo de aquellos usuarios de Bitcoin que pretendieran aumentar su saldo de efectivo real (i. e., no nominal).
Como ya hemos visto, ello no es óbice para que los defensores de la banca de reserva fraccionaria sostengan que ampliar la oferta monetaria de bitcoins vía expansión crediticia ofrecería muchas ventajas. Yo no veo, en absoluto, cómo puede ser una ventaja crear medios fiduciarios de Bitcoin (sustitutos monetarios sin respaldo) y ampliar por la vía de los hechos la cantidad de 21 millones de bitcoins que serán emitidos (uno de los grandes pilares de Bitcoin). Si fuera así, ¿en qué se diferenciaría esa situación de lo que sucede actualmente en el mundo del dinero fiat? ¿Qué impediría al Estado arrogarse el monopolio de la emisión de sustitutos monetarios de Bitcoin? Es más, ¿qué impediría al Estado imponer posteriormente dichos sustitutos monetarios como moneda de curso legal y situar a Bitcoin fuera de la ley (de forma similar a lo que hicieron con el oro)?
Quiero aclarar que yo no creo que todo esto sea posible. Emitir medios fiduciarios de Bitcoin es muy sencillo, pero es completamente inverosímil que se emitan esos medios fiduciarios y que los usuarios de Bitcoin los aceptemos a la par. Así que no veo peligrar la escasez de Bitcoin a causa de la expansión monetaria y crediticia que pudieran llevar a cabo los exchanges de reserva fraccionaria. ¿Por qué se iban a aceptar a la par sustitutos monetarios de Bitcoin sin respaldo pudiéndose utilizar (presumiblemente) sustitutos monetarios de Bitcoin con respaldo asegurado (como Lightning Network u otros desarrollos todavía por llegar)? Ese peligro latente desaparece rechazando la equivalencia entre los sustitutos monetarios de Bitcoin sin respaldo y los bitcoins reales. Es así de simple.
Tarde o temprano, los exchanges de reserva fraccionaria emitirán medios fiduciarios de Bitcoin y tratarán de que se intercambien fuera de los propios exchanges al mismo precio que los bitcoins reales. Como es lógico, el hecho de que no estén respaldados al cien por cien; que se puedan emitir casi sin límite; y que conlleven un gran riesgo de contraparte, provocará que los usuarios no acepten su equivalencia con los bitcoins reales. Por lo tanto, los bitcoins y los medios fiduciarios de Bitcoin serían en realidad dos productos completamente distintos, con precios separados, y que evolucionarían en el mercado de forma independiente.
Todo esto implica que Bitcoin seguirá siendo Bitcoin de forma imperturbable y sin cambios en su política monetaria a pesar de que los exchanges de reserva fraccionaria emitan medios fiduciarios de Bitcoin y aunque el Estado se apropie de la emisión de medios fiduciarios de Bitcoin. Puesto que en la práctica esos medios fiduciarios no funcionarían como sustitutos monetarios de Bitcoin. Los bitcoiners no los aceptaríamos como tales. Y no hay manera de que nadie nos obligue a hacerlo. Evidentemente, esto retrasaría la conversión de Bitcoin en dinero (dinero fuerte), pero salvo los ilusos nadie dijo nunca que ese camino fuera fácil y, mucho menos, que fuera rápido.